Uno de los primeros retos al aprender guitarra es lograr que cada nota suene limpia. No siempre se trata de fuerza: la clave está en cómo colocas la mano izquierda sobre el mástil y las cuerdas. Una buena postura te permite tocar más cómodo y obtener un sonido pulcro sin cansarte.

1. Dobla todas las articulaciones de los dedos

Cada dedo debe estar curvado en todas sus articulaciones, incluida la última falange. Así la yema se apoya de manera recta sobre la cuerda y evitas que otras cuerdas se apaguen o suenen sucias.

2. Pisa justo detrás del traste

El punto exacto marca la diferencia. Si colocas el dedo muy atrás, necesitarás más fuerza.
👉 Sitúalo justo detrás del traste que quieres tocar, sin estar encima, para lograr un sonido claro con menos presión.

3. El pulgar: tu apoyo invisible

El pulgar de la mano izquierda debe estar detrás del mástil, funcionando como un punto de apoyo, no como una pinza que aprieta.

• Imagina que tu mano quiere caer al suelo por la fuerza de la gravedad.

• Lo que evita que se caiga no es la presión excesiva del pulgar, sino las huellas dactilares de los dedos contra el mástil, que actúan como pequeñas ventosas naturales.

👉 Con esta sensación, no necesitas apretar: la propia gravedad te ayuda a mantener la postura relajada.

4. Relaja la mano y evita tensiones

No se trata de apretar fuerte, sino de colocar bien. Una mano relajada permite tocar durante más tiempo y con más limpieza.

5. Practica despacio para ganar precisión

Coloca cada dedo con calma y escucha el resultado de cada nota. La limpieza siempre va primero: la velocidad llegará después.

La mano izquierda en la guitarra es la clave para que tu sonido sea claro, cómodo y expresivo. Si colocas los dedos correctamente y aprendes a usar la gravedad a tu favor, cada nota brillará sin que tengas que hacer un esfuerzo innecesario.